EDITORIAL
DÉMOSLE
LA GLORIA DEBIDA.
Laly de García
“Tributen al Señor, oh hijos de los
poderosos,
Den al Señor la gloria y el poder.
Den al Señor la gloria y el poder.
2 Den al
Señor la gloria debida a Su nombre;
Adoren al Señor en la hermosura de la santidad”. Salmo 29, 1-2.
Adoren al Señor en la hermosura de la santidad”. Salmo 29, 1-2.
Este Salmo nos manda a tributar, a
entregar, a dar al Señor Poderoso gloria, perfección, encanto, deleite, calidad
de reconocimiento a nuestro Señor; y, no sólo eso, sino que le demos poder, el
dominio, el mando, el control para que tome el lugar que se merece en nuestras
vidas, en todo lo que somos y tenemos, de todo nuestro ser trino: cuerpo, alma
y espíritu.
Nos dice que demos la gloria
debida a Su nombre, es decir, que entreguemos a Él en y con calidad de vida; referido esto a la
alabanza es dar nuestro loor, honor, elogio a Sus virtudes, que lo hagamos con
todo, dejando atrás lo que impida el hacerlo, pues nada es tan significativo, nada
es tan valioso o excelente para nosotros mismos, nada es tan de Dios Trino y de
nosotros, que el estar en Su Presencia, pues es cuando estamos comunicadas con
el Padre, o con el Hijo o con el Espíritu Santo. Nada, ni nadie puede
interponerse en esta relación tan deliciosa, transformadora, beneficiosa como
estar con todos nuestros sentidos, con todo nuestro ser ante quien quiere
hablarnos, darse y darnos a nosotros de Sí mismo. Dios es amor, por tanto se
entrega por completo, esperando que nosotros lo hagamos de la misma forma.
Recuerdo una palabra que un día me entregara en oración: “Yo en ti… Tú en Mí…”
Más tarde estando en comunión:
“Yo en ustedes, ustedes en Mí”. ¡Qué tremenda gracia inmerecida para nuestras
vidas! Es una demostración de Su amor y dedicación a Su Pueblo. Es la manifestación clara de querer
que tengamos plena certeza, que Él está interesado en nosotros, en lo que nos
sucede, en lo que estamos viviendo, estemos donde estemos… Por ello, pienso que
es tan importante, entregarnos por entero en nuestra alabanza a Dios, tanto personal
como comunitaria, entendiendo que es un período de tiempo que nos beneficia
siempre. Creamos lo que cantemos, vivamos lo que cantamos y dejemos que Él haga
lo que Él desea hacer en cada uno y, como pueblo.
Puede que estemos pasando
momentos difíciles, dolorosos, impactantes, sin embargo cuando decidimos estar
comunicándonos con Él, estamos al cien por ciento con nuestro Amigo, Salvador,
Señor, Roca firme, Protector, Buen Pastor o con nuestro Padre amoroso, Padre
Perfecto, misericordioso, o con Espíritu Santo, nuestro guía interior,
consolador, ayudador… entonces, cómo no disfrutar estos momentos, siempre
distintos, siempre llenos de sorpresas, siempre queriendo liberarnos, sanarnos,
amarnos, entregando paz, descanso, dones y fruto para que nosotros- Sus Amados-
podamos fortalecernos, crecer, desarrollarnos, vivir en mayor santidad, gustar
de Su predilección.
¡¡¡DÉMOSLE LA GLORIA DEBIDA A
SU NOMBRE!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario